Taller 4 – Unidad y Conjunto

Profesores: Oscar Rojas + Larry Cortés

Ayudante: Patricio González

El taller 4 de arquitectura se enmarca en la etapa de formación del alumno, y este semestre tuvo por objetivo explorar el concepto de barrio, bajo las premisas de unidad y conjunto. Esto último, tiene que ver con abordar la temática desde una perspectiva más abstracta, a fin de evitar prejuicios formales que inhiban el proceso creativo del taller.

En este contexto, el curso exploró estrategias compositivas y de agrupación para distintas unidades volumétricas, haciendo un esfuerzo por reconocer las leyes de orden que las gobiernan y las unifican. Esto se tradujo, en la práctica, a ejercicios con cubos de diferentes dimensiones, significados y colores, cualidades que ayudaron al alumno a trabajar las partes y el todo en una misma propuesta. Se realizaron, además, ejercicios con módulos de 2mts de altura, con los cuales se construyeron espacios a escala humana, en virtud de experimentar los contrastes entre un espacio con orden y valores espaciales, con aquellos de carácter laberíntico y sin jerarquías distinguibles.

Esta etapa práctica fue complementada con una aproximación teórica hacia el concepto de barrio y ley de orden, donde se analizaron ejemplos de agrupaciones urbanas en distintas ciudades del mundo. Se puso especial atención en la ciudad medieval, donde las escalas peatonales y el aparente orden laberíntico, mostraron un escenario idóneo para analizar y valorar  aspectos como proporción, tipo de agrupación, hito y recorrido, necesarios al momento de proyectar un barrio.

Desarrollo de proyecto

Con esta base, se dio paso al trabajo proyectual de cada alumno, cuyas propuestas se emplazaron en distintas zonas de la Conurbación Coquimbo-La Serena. En esta oportunidad, se escogieron cuatro vacios urbanos a escala de barrio, que estuvieran en situación de eriazo o con un alto grado de indefinición programática. Estos lugares, a pesar de su condición, representan zonas de gran potencial, por estar inmersas en áreas relativamente consolidadas y por ser puntos claves para suturar tejidos urbanos disociados [Ver imágenes].

 

Los distintos barrios proyectados, además de atender a aspectos urbanos y arquitectónicos, tenían como condición el estar dirigidos a profesionales jóvenes que vivieran y trabajaran en el mismo lugar, situación que implicó el desafío de relacionar aspectos formales de una vivienda, con los espacios de trabajo y visita.

Se valoró tanto el desarrollo de la unidad habitacional, como su vínculo espacial con el resto del conjunto, instancia que finalmente define el mayor o menor grado de cohesión de una estructura barrial.

Así,  bajo estos parámetros, las propuestas lograron un carácter heterogéneo en cuanto a morfología, dimensiones y emplazamiento, respondiendo a la tarea de redefinir espacios subutilizados, y al mismo tiempo desarrollar una de las escalas más domésticas, pero a la vez complejas de la arquitectura: la vivienda.

 

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