No todo es tan terrible

No todo es tan terrible
A propósito del concurso del Teatro Regional de La Serena.

Larry Cortés P.
Arquitecto ULS – Mg[c] en Proyecto Urbano PUC.
Profesor  Escuela  de Arquitectura Universidad de La Serena.

Ya calmadas  las aguas sobre el debate del  nuevo teatro regional de La Serena, creo que sería bueno compartir ciertas cosas al respecto, sobre todo del modo, a veces apresurado y liquidante, con que  reaccionamos frente a la contingencia de la ciudad desde nuestra posición de jóvenes, estudiantes y arquitectos.

No todos es tan terrible, es la consigna.


Figura 1. Proyecto ganador. Oficina Holmes Labbe Portugueis Spichiger. FUENTE:http://www.plataformaarquitectura.cl/2012/03/20/propuestas-finalistas-del-concurso-para-el-teatro-regional-de-la-serena/

PUNTO 1. Dentro de todas las propuestas presentadas para el concurso, no soy quién para cuestionar o descartar ninguna. Habiendo visitado la exposición  pude verificar el gran trabajo y esfuerzo detrás de cada apuesta, y me gasté felizmente casi tres horas entre láminas, maquetas y propósitos.

En  una exposición de gran diversidad  en  todo sentido, las escalas para el análisis se iban alternando reiteradamente. Lo primero fue el lugar: el borde urbano de Pedro Pablo Muñoz, espacio que según muchos debiera ser  intocable. Esta área, que antes fuera un bello espejo de agua y ahora un delicado estacionamiento de tierra, está por recibir una supuesta aberración a la urbanidad de la ciudad.

Esta discusión podría  prolongarse y quedarse en el ámbito académico por años, sin embargo, la ciudad sigue experimentando cambios estemos o no de acuerdo en el cómo y dónde. Con esto,  no se trata de ser cómplice de un sistema, sino de ir comprendiendo las formas en que se construye la ciudad, sin morir en el intento. En este sentido, y tomando en cuenta el estado del lugar, lo peor que se podría hacer es hacer nada, y como obviamente no se puede construir cualquier cosa, el concurso público parece ser la mejor opción. Esto, en mi opinión, ya es un gran  paso, sobre todo  para  reformular consignas como bordes intocables, afirmación demasiado prematura sin antes ver cómo sería el nuevo lugar con el proyecto.  Si son cubos o no, si respetan vistas, pendientes, actos o no, juzgará cada uno.

Una segunda cosa es entender el lugar  como contexto. El museo de Guggenheim  en Bilbao [Fig.2] no necesariamente  respeta lo que conocemos por lugar, pero supo capitalizar  y renovar  progresivamente el contexto mediante un edificio que atrae turistas y es imagen casi corporativa de la ciudad. Por su parte, el Metropol Parasol de Sevilla [Fig.3], sin pocos cuestionamientos,  provocó la reaparición de  la ciudad en el mapa arquitectónico europeo. Si ambos edificios son buenos o malos en términos de diseño, o si alguien los hubiese hecho de otra forma, es harina de otro costal. La voluntad  y el  impacto urbano de estas obras –por  imagen  o por lo que sea-  podría ser calificado por algunos como un signo innecesario de capitalismo, pero lo cierto es que  la generación de nuevas centralidades a partir de lo que Joan Busquets denomina  Artefactos Urbanos –ubicados en lugares específicos-, no son descartables a priori y  pueden  traer  grandes beneficios  si se hacen con cuidado; por tanto, ejercitarse en ello no le resta “sensibilidad” a nuestro quehacer como arquitectos.

Figura 2. Museo de Guggenheim, Bilbao. Frank Gehry.
FUENTE: http://www.guggenheim-bilbao.es/secciones/el_museo/el_edificio.php?idioma=es

Figura 3. Metropol Parasol de Sevilla. Jurgen Mayer H. Architects. FUENTE: http://www.plataformaarquitectura.cl/2011/04/06/metropol-parasol-jurgen-mayer/07-metropol/

PUNTO 2. Fernando Pérez plantea que la arquitectura es algo así como el Espejo y el  Manto. La arquitectura como un objeto que se contempla, al que se le pone atención  y  eventualmente podría llegar a reflejarnos [como autores, individuos, como sociedad o como época];  pero también la arquitectura  como mero derredor que nos cubre  y desaparece en el rabillo del ojo para  dejar que hagamos tranquilos nuestra  vida[1]. Este es el punto en donde coincido con el proyecto ganador, ese al que han  llamado rápidamente elefante blanco o nave espacial, como si proporción fuera el factor decisivo en el debate contemporáneo y argumento académico suficiente para apodar una obra. Han descalificado su edificio administrativo, sin caer en cuenta que es contenedor de una plaza cívica en los márgenes de una traza consolidada,  situación urbana bastante inusual en la ciudad  latinoamericana. La Serena  requiere de nuevos espacios para que decante el centro urbano en sus bordes; dar cuenta de ello es asumir la existencia de periferias interiores aún no resueltas [como el lugar en cuestión].

Por otra parte, las acaloradas discusiones sobre el proyecto ganador -fundamentalmente en las redes sociales- se agudizaron  en la defensa o rechazo de su condición cúbica, como si en ello radicara  la arquitectura  y la ortogonalidad  fuera en desmedro del espacio y la sensatez; o cómo si el Panteón Romano o la gran Basílica de San Pedro no tuvieran en su composición  geométrica formas básicas que han existido siempre en la disciplina: círculo y cuadrado.

Figura 4. Panteón Romano
FUENTE: http://drfaustiaroma.blogspot.com/

Figura 5. Planta de la Basílica de San Pedro
FUENTE: http://tom-historiadelarte.blogspot.com/2012_02_01_archive.html

En lo personal, jamás he creído que como arquitectos atrapemos el lugar, sino que a través de la obra sólo negociamos con él. Esta negociación requiere de un diálogo y un cierto entrenamiento,  no cabe duda; si el acuerdo entre ambos  construye un espacio urbano mejor que sin la obra, el trueque es favorable: La propuesta ganadora queda bajo la línea de la calle y deja ver las fachadas de Pedro Pablo Muñoz; construye un patio haciendo aparecer desde arriba un nuevo espejo de agua;  la nueva plaza superior  mantiene la panorámica [si es que de verdad se aprecia como tal desde este lugar], y el edificio administrativo anuncia una actividad  nueva para esta ciudad. Esta simple constatación  permite valorar aspectos que podrían ser comprobables por cualquiera,  pero sin la necesidad de atentar contra el  diseño o la mano detrás del proyecto.

Esto no se trata de defender a ciegas dicha propuesta, sino también poner en valor  todas las demás, porque merecen un vistazo y algo más antes de ser insultadas u objetadas superficialmente sólo porque al ojo no nos acomodan, aunque aquello pudiera resultar un juego peligrosamente entretenido.  Así las cosas, y con el anteproyecto a la vista de todos, se podrá ir al teatro [manto], pero también se  podrá  ir a ver “el” teatro como arquitectura [espejo], sin que esto implique cientos de personas sentadas mirando el edificio y no un concierto en su interior; he ahí la instancia en que el mero derredor que nos cubre, desaparece en el rabillo del ojo para dejar que hagamos tranquilos nuestra vida.

Pude ver en todas las propuestas de la exposición  algo que decir y  un reflejo de los años de experiencia; unos desde el  artefacto urbano- alineados a lo que podría ser la llamada  teoría del shock –  y otros  tratando de diluirse en el lugar,  ambos válidos y muy sugerentes, sólo parece ser que ganó el  más equilibrado. Ahora sólo resta esperar con la mejor de las ganas a que su construcción sea un correlato de su voluntad, ya que finalmente  no todo es tan terrible.


[1] Alejandro Aravena refiriéndose a las afirmaciones de Fernando Pérez  sobre la obra y el lugar.  En: Aravena, Alejandro. El Lugar de la arquitectura. Ediciones ARQ. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2002.

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4 comments
  1. Freddy, concuerdo contigo en que hacía falta tomar distancia… también fui a la exposición, y si, cada vez me hace mas sentido que este haya sido el proyecto ganador… y naturalmente si se «hace con cuidado», será un aporte para el lugar, que claramente se encuentra muy descuidado… me gustó mucho tu artículo, gracias por el aporte, Alma

  2. me parece bastante interesante y acertado el articulo, en el momento de elección del proyecto se dio este tipo de discusion en mi muro de facebook, considero siempre sano el debate de arquitectura y más si afecta el entorno donde principalmente la estudiamos, un saludo.

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