1er Semestre remoto 2020-Taller I
El taller de primer año implica el fin de muchas cosas, el proceso creativo implica muchas veces la destrucción de la materia que lo sustenta.
Las visiones preconcebidas son desarmadas gradualmente por el desarrollo de la capacidad de observación, siendo el taller de primer año un espacio para descubrir lo ignorado, no para demostrar lo sabido.
La ciudad aparece como el campo de estudio, porque la arquitectura la construye y la arquitectura se nutre de ella.
Contexto
Este semestre será especial, las medidas de resguardo a causa del COVID-19 nos imponen una relación a distancia y un hacer confinado en nuestro espacio propio.
Los alumnos de este taller nunca han tenido la experiencia universitaria, no conocen la escuela de arquitectura, y no conocen tampoco a sus compañeros, lo que hace todo un desafío comprometerlos en esta experiencia y sostener su entusiasmo.
Equipo de profesores del Taller I desde la Ventana
Sección 1: Mg. Arquitecto Macarena Díaz-Arquitecto Alma Ponce
Sección 2: Arquitecto Stephanie Lara-Arquitecto Alvaro Saavedra
Sección 3: Dr. Arquitecto Alejandro Orellana-Mg. Arquitecto Olivia Fox
El espacio del confinamiento sin gravedad
Para poder salir del confinamiento, primero lo debemos observar, medir, dimensionar, re-entender. El espacio de nuestra cotidianeidad debe transformarse en el espacio de lo extraordinario a fin de que lo podamos ver como por primera vez.
El croquis ha sido una herramienta tradicional para la observación y el diseño arquitectónico. Sin embargo, en lo contemporáneo -saturado de imagen inmediata- lo mediato del croquis -el tiempo, la mano, el lápiz- pierde significado. Se tiende a valorar el dibujo -objeto- como producto, cuando lo importante es su producción. El taller buscará la significación del croquis como proceso a partir del estudiante. Los primeros trazos nacen del cuerpo y su geografía, comprender la inmediatez del propio cuerpo, luego éste en el espacio, avanzando hasta el registro de las distancias en las que habitamos en lo cotidiano; desde la propiocepción a la orientación.
Explorar las ventanas (hito 1)
Una ventana es un vano, es decir una parte del muro donde no hay materia o sustancia. Es un vacío con propósito que permite que el afuera se haga un poco adentro y el adentro un poco afuera.
Las ventanas vinculan al cuerpo en confinamiento con la ciudad, a través de la luz, el sonido y las vistas.
Se iniciará la exploración de las cuatro dimensiones del espacio-tiempo desde la familiaridad de lo bidimensional de un marco, una pantalla o una pintura, para luego ir develando la profundidad espacial que permite la ventana y el transcurrir del tiempo que le da sentido.
La historia que cuenta mi ventana, está basado en la exploración de la ventana: las observaciones de la luz y el espacio de confinamiento.
Habitar la ventana (hito 2)
La ventana no es tan sólo un objeto espacial, en si misma puede constituir espacio habitable.
En el confinamiento la ventana aumenta su profundidad y a través de la observación, la memoria y la imaginación es posible situarse en la virtualidad para abandonar parcialmente el confinamiento, asomándose a nuevos espacios, lugares distantes, irreales o perdidos.
Nos situaremos en una ventana híbrida entre lo físico y lo virtual para observar múltiples visiones de lo urbano.
La libertad que nos otorga el habitar este espacio indefinido nos permite re-mirar tanto el confinamiento como lo urbano, re-inventando la ciudad desde una nueva visión.
Experiencia sensible de la luz, está basado en la construcción de un cubo que atrapa la luz, y permite configurar un espacio habitable en la ventana.
Proyectar una ventana (hito 3)
Abrir una ventana es crear vacío en la materia. Esto es muy cercano a una definición de arquitectura. Nuestros cuerpos habitan el vacío que deja la materia –muros, suelos y cubiertas-. El espacio de confinamiento es vacío, pero lo vemos como un lleno porque nuestro cuerpo es materia. La arquitectura se propone crear un vacío cualificado. Un espacio donde la medida y la luz dan lugar a un tiempo intencionado, donde la vida transcurre de un modo particular.
Abrir una ventana donde no existe y de un modo nuevo, nos permitirá proyectar un espacio habitable, cualificado e intencionado, en el cual, a través de la virtualidad del proyecto se podrá experimentar la medida de la luz y el tiempo.
La espacialidad del cubo refundará el hogar. Los lugares que deben ser, gracias a esta luz, refundarán el hogar y renombrarán sus recintos.
Taller multimedios
Las herramientas son tan diversas como las manos que las ocupan. Todas están permitidas a lo largo del proceso –dentro de lo ético y estético-. El taller operará con la hibridación de lo digital y lo manual. Sin embargo, en el contexto de docencia remota, para ser parte del taller, todo debe ser digitalizado. Los ejercicios realizados alternarán entre ambas dimensiones -física y virtual- utilizando indistintamente las herramientas que mejor cumplan los propósitos planteados.
Registro y acumulación
La noción lineal del acto proyectual como una secuencia de procesos sucesivos debe dar paso a una acción iterativa, de ciclos en espiral que integran la dimensión temporal en las acciones espaciales.
La acumulación de evidencias no sólo permite la construcción de un relato -historia- sino que incide en la construcción del espacio en el que se proyecta -la hoja en blanco es una ilusión-. Este proceso de acumulación o capitalización proyectual es necesario para la reproducción creativa, traducciones y articulaciones de lo producido. Todo registra, se dibuja, se fotografía, se modela, se reconstruye. Para esto se lleva un libro de cuentas, operaciones sumativas de creatividad en un registro auditable.
Evaluando la presencia, la sorpresa y la paciencia
Al iniciar el taller es vital la presencia del estudiante, que, por su naturaleza binaria, sólo admite absolutos, nadie puede estar un porcentaje presente y otro tanto ausente, independiente de las reflexiones metafísicas que se puedan elaborar al respecto.
El desarrollo del taller se enfoca en la sorpresa. En el taller 1 no hay preconcepciones de perfección con las cuales comparar el trabajo de un estudiante. Es decir, no existe el 7,0 inalcanzable. Todos comenten ‘errores’, y el ‘error’ es parte del camino, parte de la búsqueda. Lo que interesa en el proceso es la capacidad de sorprender, el encuentro con lo nuevo y el entusiasmo con que se pone en valor. La excelencia es un proceso de construcción acumulativa, no de evasión del error.
El taller implica tiempo y dedicación, por lo que la evaluación de largo plazo se relaciona con la paciencia. No basta con la presencia, ni el entusiasmo por la sorpresa, se requiere compromiso.
Primero se debe estar, luego buscar y sorprenderse, para finalmente saber mostrar con cuidado y delicadeza. La tercera calificación dará cuenta del cuidado, la constancia y la fineza que requiere la arquitectura.
Los trabajos de todas las secciones y todos los hitos, se encuentran publicados, revisar los enlaces:
https://issuu.com/home/published/hito_1
https://issuu.com/home/published/hito_2_red
https://issuu.com/home/published/hito_3_issuu