El viaje – reflexiones primeras.

No vuelvo para reencontrarte
el viajero nunca regresa
el viajero nunca es habitante
si vuelve al lugar donde inició su peregrinar
ya no será su origen
será su final.

Texto e imágenes – Alejandro Orellana M. – Arquitecto y Docente escuela de arquitectura U.L.S

¿Por qué viajamos?
Viajar significa trasladarse de un lugar a otro. Implica cambiar la posición de nuestro cuerpo en el espacio. El cuerpo puede moverse para viajar o puede estar quieto. Podemos decir que, respecto al espacio extraterrestre, estamos en un viaje continuo. Debido a los movimientos de rotación y traslación de la tierra, y a que todo el sistema solar está en movimiento, ni durante el año, ni de año a año, un punto terrestre vuelve a estar en la misma posición respecto al universo. En conclusión estamos viajando todo el tiempo. Incluso podemos hablar del mismo tiempo como un continuo viaje.1

Pero usualmente no estamos conscientes de este movimiento, sino que nos percibimos quietos, fijos en un lugar, incluso al referirnos a nuestra rutina en un espacio o la ciudad, e incluso una región. Es lo que podríamos llamar un viaje relativo, la posición del cuerpo respecto al territorio.
Se habla de tiempos de viaje al interior de las ciudades. Viajamos todos los días, de la casa al trabajo, al colegio, a la universidad. Pero a esos recorridos no los llamamos viajes.
Viajar tiene una carga semántica más profunda. Por lo general llamamos viaje al acto de abandonar una rutina, cortando temporal o definitivamente nuestras relaciones cotidianas y desplazándonos a través del espacio hasta alcanzar otro territorio, un contexto físico, ambiental y cultural diferente.
Hay viajes cortos, largos y otros que duran toda la vida. Ejemplos de viajeros hay muchos en la historia. A algunos los motivaba la conquista, a otros la ciencia. Existen personas que han hecho del viaje su forma de vida, tal como Heinz Stucke[1], un alemán que lleva más de cincuenta años recorriendo el mundo en bicicleta o André Brugiroux[2], francés, quien ha viajado más de 400.000 kilómetros en 250 países viajando “a dedo”.
Diversos autores han asimilado la vida a un viaje. J.R.R Tolkien, en sus libros desarrolla ampliamente el tema. Sus personajes emprenden grandes travesías, en las que nunca saben si volverán. En su obra fundamental, El Señor de los Anillos, un tópico transversal es que el viaje nos lleva hasta nuestro hogar, pudiendo ser el mismo lugar de donde salimos u otro distinto. Pero es a través del viaje y sus experiencias que cambiamos, nos hacemos más fuertes, probamos quienes somos. Estar fuera de nuestro entorno enfrentados a cosas nuevas nos permite conocernos y actuar de forma independiente, es decir, nos permite crecer.
Hace menos de un siglo viajar a otro continente, o a otro país dentro de Latinoamérica significaba una instancia mayor, no exenta de peligros, muchas veces era un viaje definitivo. Así muchos inmigrantes viajaron a América (norte, centro y sur) a empezar una nueva vida.
El desarrollo de los medios de transporte ha reducido sustancialmente los tiempos de traslado, reduciendo el viaje y masificándolo. Y como todo lo masivo, se normaliza.
–       ¿motivo del viaje?
–       Por negocios
Este corto dialogo se repite una y otra vez en las cientos de controles fronterizos a lo largo del planeta.

2

Las tecnologías virtuales nos permiten ver un lugar casi como si estuviéramos allá. A través de Street View de Google inc.[3] podemos recorrer virtualmente miles de ciudades del mundo. O a través de videos verlo en movimiento y escuchar sus sonidos.

Pero viajar es más que ver y oír, es tocar, respirar el aire de otro lugar. Ante todo, estar. Estar físicamente ocupando un espacio en ese lugar. El simple hecho de estar explica la típica foto de viaje, que como una forma de declaración reza: yo estuve ahí.

3

Este registro, los arquitectos solemos hacerlo con tinta sobre el papel, trazando en croquis nuestras percepciones del lugar. El croquis aparece como un manifiesto de nuestra posición y postura frente a un espacio en descubrimiento.
Muchas veces se ha asimilado el estudio de la arquitectura con un viaje. Un itinerario que revisita lo tantas veces visto y lo redibuja con un sentido nuevo, re-descubriendo lugares tantas veces recorridos.


[1] http://www.heinzstucke.com
[2] http://andre.brugiroux.free.fr
[3] https://www.google.com/intl/es-419/maps/about/behind-the-scenes/streetview/

 Texto e imágenes – Alejandro Orellana M. – Arquitecto y Docente  Escuela de arquitectura U.L.S

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