Una adecuada red de infraestructura, equipamientos y servicios, proporciona la base y una plataforma logística necesaria para alcanzar niveles y estándares de competitividad en particular en las áreas productivas de una determinada Región, por otra parte mejora las condiciones de habitabilidad de los sectores marginados y por ende aporta en la calidad de vida. Sin embargo también la infraestructura puede generar externalidades no deseadas y/o imprevistas, en particular cuando no existe una adecuada planificación estratégica de mediano o largo plazo para el desarrollo sostenible de una Región.
En general en la Región de Coquimbo los horizontes de planeamiento tienden a ser de corto plazo sobre todo en territorios y/o asentamientos que presentan gran dinámica de desarrollo y cambio, evidenciándose dentro de este panorama iniciativas públicas sectoriales en materia de infraestructura, equipamientos y servicios, poco articuladas, que van sumando una serie de inversiones con orientaciones específicas y particulares dependiendo de la cartera de proyectos de cada sector u Organismo del Estado, por otra parte, en forma conjunta existen fuertes presiones de usos de suelo de equipamiento, servicios, actividades productivas e infraestructura por parte de inversionistas privados, en áreas territoriales carentes de planificación de escala intercomunal y Regional, las que son aprobadas y/o rechazadas al amparo de normativas de carácter discrecional vistas caso a caso. En relación con lo anterior, cabe señalar los requerimientos de infraestructura energética que ha demandado en forma urgente el país, a raíz del acelerado desarrollo que ha experimentado en la última década, generando en particular en la Región de Coquimbo, una fuerte presión para la instalación de grandes Centrales Termoeléctricas en las costas de la Región, Plantas generadoras de energía a combustión diesel, hidroeléctricas y Parques Eólicos, situación no prevista en la Planificación Territorial, y además sin una clara política energética que oriente estratégicamente este tema.
En el mismo orden de cosas, existen iniciativas de inversión en infraestructura actualmente en marcha que repercutirán fuertemente sobre el desarrollo de la Región y que sin duda requieren ser articuladas y dimensionadas en su justa medida, incorporando una visión sistémica e integrada a través de un estratégico planeamiento territorial, logrando adecuadas relaciones sinérgicas que beneficien al sistema de centros poblados de la Región en forma equitativa y por otro minimicen los eventuales impactos y externalidades no deseadas. Algunos de estos proyectos de infraestructura son la vía costera, la vía interior, la doble vía a Ovalle, doble vía ruta 5 al norte de La Serena y a Vicuña, mejoramiento vial en sub-sistemas urbanos menores, el túnel y mejoramiento vial del proyectado corredor Bioceánico que conectará los puertos del Pacífico (Coquimbo, Chile) y del Atlántico (Porto Alegre, Brasil) por el paso de Agua Negra en San Juan, Argentina, Mejoras del Puerto de Coquimbo y/o reubicación de un nuevo Puerto en función de los requerimientos del Corredor Bioceánico, el proyecto del Aeropuerto Internacional en Tongoy, proyecto y plan de gestión para desarrollo inmobiliario, centro de negocios o puerto seco en terrenos del actual aeródromo, proyectos de nuevos embalses en cabeceras de cuencas de sub-sistemas urbanos menores, con potencial agrícola etc.
Fuente:http://parquefestividadesrurales.wordpress.com/
Sin duda, todos y cada uno de estos proyectos actualmente en distintas fases de concreción, representan una importante oportunidad para el desarrollo de la Región, sin embargo se requiere de una visión estratégica coherente y complementaria con los Instrumentos de Planificación Territorial en sus distintas escalas. Por tanto, se hace necesario reflexionar respecto del potencial que representa el abordar el planeamiento urbano territorial desde una visión integradora, más sistémica y sinérgica respecto de la priorización de inversiones, apuntando a un horizonte de planeamiento de mediano y largo plazo, todo ello con el objetivo de mejorar los niveles de competitividad de la Región, apoyado en sus potencialidades productivas endógenas como de capital humano, desplegado en este diverso y particular soporte territorial.
A la luz de lo anterior, resulta fundamental el comprender cual es la estructura, jerarquía, roles y funcionamiento de los sistemas de centros poblados dentro de éste particular territorio, develando el modo en que se organizan, relacionan y articulan en función de su localización, productividad económica, infraestructura, equipamientos y servicios disponibles, con el fin de evidenciar sus potencialidades y disparidades, asimetrías e inconexiones como consecuencia de una malograda planificación, o bien por no haber considerado esta serie de importantes proyectos de infraestructura, como es el caso de la implementación del corredor bioceánico, que implica necesariamente una reestructuración de lo ya planificado.
A partir de este diagnóstico se podría intervenir y reestructurar espacial y funcionalmente el territorio, estableciendo lineamientos generales que permita establecer redes jerarquizadas entre ciudades y poblados menores de acuerdo a sus desigualdades demográficas y económicas, así como también en concordancia a sus potencialidades, infraestructura, patrimonio, características endógenas de sus territorios, y capital humano, entre otras consideraciones, La implementación implica una reestructuración territorial tan necesaria como dificultosa. Lo anterior, es de vital importancia toda vez que frente a esta oportunidad que presenta la consolidación de un corredor bioceánico surge la amenaza de que algunos asentamientos y/o territorios que evidencian cierta fragilidad queden, por una parte, expuesto a presiones de uso de suelo no planificado o que reciban repercusiones de externalidades negativas no deseadas, alterando con ello la calidad de vida de las personas y/o afectando los sistemas ecológicos vulnerables. Por otra parte, puede ocurrir que al no planificar adecuadamente, con debida antelación, se produzca un crecimiento desequilibrado aumentando con ello las asimetrías y disparidades existentes en la región, menoscabando el progreso de algunos poblados en función del desarrollo de otros, incluso aún más, podría como efecto colateral incentivarse con ello las migraciones de población de las áreas pobladas menos favorecidas hacia los centros que presenten un mayor dinamismo en sus crecimientos.
Del mismo modo, se hace imprescindible incorporar a este proceso integrador a las regiones mas apartadas y tradicionalmente menos favorecidas, sumándolos a esta oportunidad de dinamizar su desarrollo en función de hacerlas mas competitivas a partir de sus recurso y capacidades endógenas, para lo cual es necesario desde ya iniciar las gestiones en planificación urbano territorial, bajo este marco integrador y equitativo, que permita posesionar a la mayor cantidad de localidades urbanas y rurales en un nivel competitivo y sistémico de esta red territorial, no sólo considerando el desarrollo de inversiones en infraestructuras orientadas estratégicamente, de modo que permitan la activación e interacción entre todos los centros urbanos y rurales de la costa de Coquimbo y cuenca interior del Valle del Elqui, sino también fomentando las estructuras de cluster productivos de la Región. Estos cluster productivos debieran enfocarse principalmente a las micro y pequeñas empresas de modo de establecer alianzas estratégicas con las empresas más competitivas en el mercado global, desarrollando a través de estas su capacidad competitiva, accediendo en forma asociada e indirecta a los mercados internacionales. Otra posibilidad es desarrollar sus capacidades endógenas, en nichos específicos no explorados, otorgándoles exclusividad y por tanto mayor rentabilidad.
Cabe señalar que la actividad productiva y empresarial se desenvuelve en el espacio territorial en virtud de una determinada localización geográfica, siendo factor importante de su eficiencia la existencia de servicios e infraestructura básica, así como la fluidez que presente con sus encadenamientos productivos o denominados “cluster,” es decir con proveedores, clientes y mercados. Por tanto, los Planificadores debieran considerar con mayor profundidad en su metodología la identificación, localización y jerarquización de las actividades productivas en el territorio, asociadas a los cluster o eslabonamientos productivos, no sólo pre-existentes, sino también potenciales. En este sentido se requiere la interacción, cooperación y acuerdos estratégicos de los Organismos competentes en Planificación Urbano Territorial con aquellos Organismo Públicos y/o Privados que Fomentan y apoyan Técnicamente la labor Empresarial y Productiva de la Región en cuestión.
De este modo, se podrán concatenar exitosamente las redes y cluster locales, aprovechando las economías de escala como consecuencia de la existencia y cercanía de la logística necesaria de infraestructura, equipamientos y servicios dispuesta en el territorio para tales fines, así como de los incentivos asociados a nuevas inversiones, ofrecidas por el Estado a través de políticas innovadoras en materia de estímulos a la asociatividad y a la certeza en las regulaciones sobre usos de suelo y conectividad en la región. Bajo esta realidad, y como segunda perspectiva de análisis, cabe precisar las tendencias y oportunidades que representa el corredor Bioceánico para impulsar el desarrollo y la competitividad en la Región de Coquimbo, para lo cual se deben alcanzar ciertos objetivos y metas estratégicas a mediano y largo plazo, las que entre otras debieran apuntar a:
- Convertirse en una plataforma eficiente de servicios logísticos en el marco de la integración regional con el resto del mundo, mejorando el sistema portuario, vial y de transporte multimodal.
- Proveer estándares adecuados de equipamiento, espacios públicos y servicios que mejoren la habitabilidad y calidad de vida.
- Poner en valor el Patrimonio arquitectónico y natural de la Región.
- Mejorar accesos a mercados y atracción de recursos financieros, promoviendo los potenciales endógenos e identidad regional, tales como calidad de vida, biodiversidad, clima, cielos prístinos, identidad cultural, etc..
- Desarrollar y priorizar actividad productiva exportadora, como el turismo de sol y playa, así como el turismo ecológico, el astronómico, rutas patrimoniales, de la poetiza Gabriela Mistral, del pisco, del vino, el gastronómico y promover el rescate y puesta en valor de nuestro patrimonio arquitectónico.
- Promover la agroindustria y facilitar la conformación de clúster agroalimentarios en particular de fruta fresca y servicios especializados.
- Incentivar la inversión y desarrollo de la actividad acuícola y pesquera, diversificándola tanto en productos como en mercados.
- Estimular un desarrollo sustentable de la pequeña, mediana y gran Minería, en estándares de competitividad y de alto nivel tecnológico.
Finalmente y a modo de última reflexión sobre el tema desarrollado precedentemente es necesario recalcar la necesidad de efectuar una revisión completa de los Instrumentos de Planificación Territorial de la Región de Coquimbo, en todas sus escalas, incorporando la variable del Corredor Bioceánico, en la cual se analice detalladamente los procesos humanos, económicos y ambientales que se verán comprometidos. Una adecuada planificación urbano territorial, considerando este Eje vial trasnacional, debe Lograr vinculaciones entre los diversos centros urbanos productivos e industriales, tanto de territorios que presentan una alta conectividad y mayor desarrollo, como con aquellas localidades menores más aisladas o de bajo desarrollo. Otorgando con ello oportunidades de acceso a servicios básicos, así como a un mayor intercambio de bienes y servicios, entre ellos culturales y turísticos. Aún cuando este corredor demore años o décadas en concretarse, vale la pena, a la luz de la estrategia de desarrollo territorial esbozada comenzar desde ya con su implementación y gestión.
En este escenario de mejoras sustantivas de los niveles de competitividad de los centros poblados de la región, concebida a partir de una planificación integrada de los sistemas urbanos y de su infraestructura básica, se proveerá del motor necesario para acelerar el desarrollo económico de los territorios y en particular de la cuenca del Elqui (ver lam. 5). Esta sinergia estratégicamente concertada otorgará un mayor espacio para acceder a los mercados del Cono Sur de América además de acrecentar su integración al mercado global, en particular a los del Asia Pacífico. Lograr ello implica una restructuración importante de las prácticas tradicionales preexistentes, tanto en la planificación urbano territorial como en las bases de la actividad productiva y de gestión empresarial, las que necesariamente requieren ser orientadas por un diseño de políticas innovadoras, de acuerdo a cada realidad territorial y logradas por consenso entre el aparato público y los actores privados, permitiendo enfrentar en forma eficiente y de mejor manera los cambios a que obliga la globalización de los mercados, este es sin duda nuestro desafío.
ENRIQUE LUCIANO VIO MARIN
ARQUITECTO U.C.N
Profesor de Taller de arquitectura VII , y del curso Planificación Urbana en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Serena.
Arquitecto Encargado Unidad Planes Reguladores MINVU Coquimbo.
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